«La mayoría de los creepypastas comienzan con un ‘Fue una noche lúgubre en las calles solitarias de… bla, bla, bla’, pero no esta. De hecho, esta ni siquiera comienza dando miedo. Pero no se deje engañar. Apague las luces, asegúrese de que está solo y lea esta historia que se rumorea que es verdadera…
Mi nombre es Alex McMayne. Tengo 12 años y vivo en Surrey, Inglaterra. Mis padres acaban de separarse, lo cual es bastante malo, pero miro el lado bueno: voy a mudarme a una casa nueva con mi papá (que es rico). Mi padre es un tipo increíble, me compra lo que quiera, pero mi mamá es lo peor; la odio con una pasión ardiente.
Nuestra nueva casa está en medio de la nada. Como no soy bueno hablando con la gente, tuve que buscar algo que hacer. Mi padre me compró un nuevo Macbook y, como soy guitarrista, me puse a ver videos de guitarras en YouTube. Vi uno sobre una ‘1959 Gibson Les Paul’ que valía una fortuna y mencionaban que muchas se habían perdido en áticos… como el mío. ¡Tenía que ir a ver qué encontraba!
Cuando iba hacia el ático, mi padre me llamó gritando desde la cocina. Estaba desconcertado quitando el papel de la pared; debajo se revelaba una frase que me heló los huesos: ‘No vayas allí, Alex’.
A pesar del miedo, decidimos subir. En el ático, la temperatura bajó drásticamente. Encontramos algo cubierto con una sábana. Mi papá la retiró rápidamente: era una pintura de una mujer atractiva del siglo XIX. Nos devolvía la mirada con ojos llenos de odio, pero pensamos que era solo una pintura y volvimos a nuestras cosas.
A las 3 de la mañana, un ruido me despertó. La habitación de mi padre estaba vacía y emanaba un frío intenso. Solo quedaba un lugar donde buscar: el ático. Subí temblando y vi que el cuadro estaba cubierto de nuevo. Al quitar la sábana, la imagen había cambiado: la mujer sonreía junto a un cuerpo decapitado. Reconocí el pijama… era mi papá.
A mi izquierda, escrito en la pared, leí: ‘Te lo advertí Alex. Tú eres el siguiente’. La mujer de la pintura dejó de sonreír y volvió a mirarme con su fría y displicente mirada.»
La realidad tras la pintura
La historia no tiene mayor explicación sobrenatural, pero el cuadro es real. Se llama «Mujer en una ventana», data del siglo XVI, es de un artista desconocido y se encuentra en una galería londinense.
Como curiosidad real (y esto no es terrorífico), se descubrió que la obra era totalmente diferente cuando se pintó. Al restaurarla en 1978 y retirar el barniz, los expertos descubrieron una pintura subyacente:

Al parecer, alguien modificó la imagen original de la mujer rubia para ocultar rasgos de sensualidad o cambiar su aspecto por razones que aún hoy se desconocen.
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