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Creepypasta: Estúpido ajo (Malviaje con LSD)

lsd dibus
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Trataré de no extenderme mucho. El era mi único amigo, era muy inteligente, risueño y lleno de alegría, tenia 20 años la última vez que lo vi., estudiaba en la UNAM, tenía un corazón muy noble, salvamos muchos perros y gatitos abandonados en varias ocasiones. Isaac, también apodado “Buck”, siempre tenía una respuesta para todo, y muy hábil en los deportes, mi único amigo en el cual confiaba.

Hago esto porque veo que tus seres cercanos han dejado de buscarte ya 6 años desde tu desaparición. Yo estoy seguro que sigues vivo en alguna parte del mundo, bien sabes que me enviaste un correo hace dos semanas, es probable que estés por fin teniendo periodos de lucidez, a fin de cuentas conseguiste una computadora y recordaste mi correo. Es posible que puedas volver a ser el mismo de antes, estoy seguro que puedes, tu jamás te hubieras dejado vencer por algo así. También estoy seguro que ese correo que enviaste, es porque quieres evitar que esto le suceda a alguien más, así que lo mejor que puedo hacer es divulgarlo para que todos sepan la clase de mierda que puede hacer uno en su vida por los drogas.

Isaac es un hombre de piel blanca, estatura promedio (1.-75) ojos grandes cafés oscuros y cabello castaño, algo muy particular en el es que tiene el tatuaje de un zorro azul (de perfil) en su brazo derecho. Si alguien sabe algo de el, escríbanme a d.franko@gmail.com. Buck, si estás leyendo esto, no olvides que yo nunca dejé de buscarte y que tu desaparición sigue causando mucho dolor.

Cabe señalar que edité algunas cosas del correo original, ya que este venía lleno de algunos errores de redacción, faltas de ortografía y párrafos repetidos una y otra vez. —– Mensaje original —– De: «B Buck» <buitre_studios@hotmail.com> Para: d.franko@gmail.com Enviados: Miércoles, 27 de Noviembre 2013 6:22:49 Asunto: Estupido ajo

Seguramente alguna vez has sentido la curiosidad de probar alguna clase de droga, y no me refiero a la mariguana, al alcohol o a la cocaína, me refiero estrictamente a drogas de diseño, drogas desconocidas con efectos igualmente desconocidos (crokodile, bath salts, etc.), que puedas volar, teletransportarte, viajar en el tiempo, sentir que las cosas se mueven y ver fantasmas…

Yo era de esos chicos, nunca fui de tomar o fumar, pero a la mitad de mi carrera, al cursar la materia de psicofarmacología, se me hizo cautivadora la idea de probar alguna droga, sentía que mi existencia era aburrida, desesperada y tediosa al extremo. Un “amigo” mío me comentó que había probado la LSD (también conocido como, ajo, trip, micropunto, cuadro o ácido). Me comentó que si realmente quería probar algo, el me lo podía conseguir, era una especie de LSD modificada, llamada “el conejo de Alicia”, yo inmediatamente acepté. Creía estúpidamente que con mis conocimientos escuetos sobre psicofarmacología tenía el derecho, el poder y la resistencia de probar cualquier cosa. Qué equivocado estaba, y ahora por eso estoy sufriendo a diario…

Mi amigo me pidió que lo acompañara con el “dealer”. El encuentro fue a las 6 p.m. en las afueras del metro San Antonio Abad. Pasaron 15 minutos, entonces le hablamos por celular, sólo escuché que mi camarada dijo “¿traes el conejo de Alicia?”, y el sujeto abruptamente le colgó. En ese efímero instante un sujeto apareció, sí… era el dealer, un tipo de unos 35 años de edad aproximadamente, famélico, delgado, con ojeras caían de sus saltones y cansados ojos. Inmediatamente saludó a mi camarada y nos dijo “Aquí no es seguro, vayamos al subnivel cerca del metro y ahí me pagan”. El tipo realmente se veía paniqueado, perturbado, ansioso, caminaba rápido, se encontraba hipervigilante.

Finalmente estuvimos dentro del mercado de subnivel, le dimos el dinero (cada “cuadro” costaba alrededor de $500). De pronto saco de una mochila descuidada una tableta enorme con una imagen impresa de un conejo, un conejo con los ojos inyectados en sangre y en miosis, con una sonrisa espeluznante repleta de afilados colmillos escurriendo sangre. Al escuchar esas palabras el dealer se asustó, puso una cara de malestar y de rabia hacia mi. Terminada la transacción nos retiramos. Caminando de regreso a su casa mi amigo me dijo: “Hiciste muchas preguntas que no debiste haber hecho, esa madre que te vas a meter no es cualquier cosa”.

Pasada una semana nos juntamos en mi morada. Mi amigo C invitó a otro compañero llamado L. L desde el principio se negó a probar la droga y ahora no tienes idea de cuanto lo envidio. Entramos a mi habitación y encendimos el ordenador, pusimos música mientras cortaba el ajo a la “mitad” para dárselo a C. Por fin lo probamos, su sabor era extremadamente fuerte, acibarado, agrio, asqueroso. C se paró al baño a vomitar, sí, el sabor de ese ajo era un potente emético…

Pasaron los minutos y no sentíamos nada más que asco. De pronto miré mi celular para ver la hora, mi foto de fondo de pantalla se veía mas colorida de lo normal, simulando una imagen en 3D. L abandonó el baño y cuando entró a la habitación lo vimos demasiado nítido, y cada movimiento que hacia dejaba “clones” de el mismo, como si dejara fotogramas repetidos.

De pronto C y yo comenzamos a soltar una carcajada espeluznante, no parábamos de reír. Era una risa tan profunda, desesperada y fuerte que nos parecía aterradora. Estuvimos así varios minutos hasta que de un momento a otro, la risa maniaca terminó y comenzamos a llorar terriblemente. El llanto era tan severo, sentíamos una pesadumbre profunda y un dolor incomparable. Vagando desde lo más alto de la euforia y la manía, hasta la tristeza más profunda.

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Empecé a castañear los dientes, un efecto único del MDMA, entonces significaba que esta cosa que me había metido no era exactamente LSD, si no que realmente tenía modificaciones químicas. Me observé en el reflejo del espejo y estaba ahí yo, con las pupilas enormemente dilatadas, una sonrisa apacible demasiado antinatural. Veía todo nítidamente, cada poro de mi piel. Los objetos se subían, las sillas comenzaban a levitar y las manchas de la pared comenzaban a moverse como si fueran pequeños insectos.

Sentía que todo mi cuerpo estaba siendo acariciado por una energía tersa. Mis parpados pesaban así que cerré mis ojos, comencé a sentir que levitaba lentamente. Esa calidez tan legendaria y al mismo tiempo tan falsa, lo perdí todo por un momento único de felicidad única…. cuando menos de di cuenta estaba yo en el piso. No se cuantos minutos estuvimos dándole vueltas al mismo tema, ardiendo en euforia y bañados en calidez.

Todo se veía supremamente psicodélico…. Los tonos azules bailaban por toda mi recamara, tenia sinestesia, veía música y escuchaba sensaciones. Me inundó un sentimiento narcisista, sentía que era un superman, un buda… algo pasaba, mi ritmo cardiaco se alentaba, no podía respirar, me ahogaba. De pronto desperté, estaba yo en la calle, en una esquina gélida y sucia, con la ropa extremadamente sucia de vómito, sangre y alcohol. Todo era un sueño, todo era una mentira, me sentí aterrado.

Me puse de pie y allí estaba de nuevo en mi habitación, riéndome con C… ¿Estoy viviendo otra realidad?. Preso del terror comencé a tratar de volver en sí, mi amigo C estaba asustado, tenía una expresión de horror en su rostro. Una voz comenzó a decirme cosas muy crueles sobre mi persona. Tengo imágenes borrosas de una entidad humanoide, alta, delgada, color negro, con un rostro antinatural. No podía respirar ni moverme. Vi la puerta del departamento y me decidí a salir, estaba despersonalizado, me sentía en un sueño. Toda la gente me miraba muy raro, yo no sabía por qué, un carro casi me arrolla pero no le di importancia alguna.

Parecía un auténtico zombie, sólo vagaba sin sentir nada, no sabía ni que día era, ni lo que había pasado. Después de dar vueltas por la cuadra volví a mi departamento; ya había oscurecido y todo estaba tirado, terriblemente desordenado. No recordaba haber hecho eso. Todo el dinero de la quincena había desaparecido, no estaba mi celular, ni mis llaves. El refrigerador había sido saqueado y había comida aventada por todos lados. Una sensación de asco circuló por todo mi ser.

¿Y C? ¿Dónde está C? No recordaba nada. Traté de limpiar la casa mientras recordaba algunas cosas. ¿Cuándo se fue?, ¿Le habré hecho algo malo?, ¿El nunca existió y sólo fueron recuerdos implantados?. Ya ni siquiera recuerdo su rostro… sólo tengo flashbacks de él subiéndose a una especie de auto, visiones en las que es un taxi o una ambulancia. Él está muy enojado y asustado. Hoy en día no sé si fue verdad.

Trataba de hablarle por teléfono a alguien, pero no encontraba mi estúpido celular. Comencé a buscar desesperadamente, moví todos los muebles, levanté el colchón… ya no puedo ver ni pensar normal. Por mi cabeza pasaban recuerdos de mi infancia, de la escuela, de esa chica de cabello azul de la que me enamoré. He arruinado todo, jodí mi vida por una puta droga.

Sólo seguía sintiendo un ser en mi casa, al lado de mi. De pronto una voz grave me dijo al oído: “Debes hacerle caso, él es el tulpa, el conejo, si él dice algo debes de hacerlo porque él es el jefe”. Me quedé petrificado. Sentía como un humanoide estaba por mi casa, moviéndose y mirándome detenidamente como un gato. En este momento sentí la verdadera soledad.

Permíteme decirte que no conoces la verdadera soledad: es estar drogado, haberte jodido el cerebro y perder todo contacto con la realidad. No sabes lo que es verdad o mentira, no tienes dinero ni celular, y sabes que nadie hará nada por ti. Quizá se preocupen unos días, pero tarde o temprano seguirán sus vidas y te olvidarán, como el fantasma de un ser humano que se quedó en el viaje por un estúpido ajo.

De nuevo tengo esa visión: estoy afuera de un antro con la ropa ensangrentada, la cara mugrosa y llorando. ¿Quién soy yo? ¿Dónde estoy? ¿Hace cuánto me di el ajo? Me veo al espejo y no me reconozco. ¿Por qué me veo tan viejo? Ya casi no recuerdo a nadie. A veces esa entidad pasa cerca de mí y me dice cosas terribles al oído.

Trato de ver los nombres de las calles para ubicarme, pero no las reconozco. Son nombres raros, como si golpetearas el teclado al azar. No puedo concentrarme en leer, todo se mueve. ¿Cómo era mi madre?, ¿me drogué alguna vez? Tengo trabajo para recordar todo. ¿Qué le ha pasado al mundo?, ¿Qué le he hecho a mi vida?

TE ODIO PUTO AJO.

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Escrito por
MisteryInternet

Desde 2012 escribiendo este blog, investigando los rincones más oscuros de internet, leyendas urbanas, crímenes y fenómenos paranormales que se esconden fuera de la vista.  Mi objetivo inicial de abrir un blog que desmientiera creepypastas populares fue evolucionando a lo que es la web actual, con más de 30 categorías y más de 800 entradas disponibles. Espero que disfrutes tu lectura.

3 Comentarios

  • Dios mio!!!
    Enserio te paso oh es una historia que se te ocurrio, la verdad me enganche machin… me intente poner en tu lugar, no saber cual es la verdad, que tan desesperado te deviste aver sentido el no encontrar a tu amigo, oh no saber si enserio existio!!!

  • Joder, feliz cumpleaños! 😀
    El único blog que me ha tenido enganchado desde hace mucho, y me seguirá teniendo enganchado por un muy buen tiempo. 🙂

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doctor_panopticus 3 meses ago
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