Como humanos, a menudo nos preguntamos cuánto de nuestro comportamiento se aprende y cuánto es instintivo. La historia de la niña ucraniana Oxana Malaya, una niña que creció solo interactuando con perros, nos muestra que mucho de lo que somos depende de las personas que nos rodean.
Oxana Malaya era hija de Valentina y Aleksandr Malaya en el pueblo de Nova Blagovishchenka en Ucrania en 1983. Nació como una niña normal y saludable, pero sus padres la abandonaron severamente. Los vecinos de Malaya recuerdan que Valentina y Aleksandr eran alcohólicos y siempre peleaban entre ellos y perturbaban la paz en el vecindario. Sus hijos siempre estaban hambrientos, sucios y desatendidos. Todos sus hijos compartían una cama junto con varios gatos y perros.
Una noche, cuando Oxana contaba con apenas 2 años, sus padres la dejaron afuera después del anochecer, presuntamente como castigo. Como no tenía adónde ir, se acurrucó para dormir con los perros en su perrera. Después de esto, casi nunca volvió a entrar en la casa y comenzó a vivir como un perro, con los perros salvajes que frecuentaban su pueblo. Aunque suene extraño, los perros la acogieron como uno de los suyos y ella aprendió a vivir como uno de ellos.
Como estaba creciendo y aprendiendo, y con el abandono total de su familia, Oxana se arrastraba a cuatro patas en lugar de caminar y comenzó a imitar los ladridos de los perros en lugar de hablar. Dormía en el suelo y cuidaba su higiene como un perro.
Un vecino descubrió la situación de la niña después de 5 años de aislamiento humano y de convivir con perros, y dio aviso a las autoridades. Cuando Oxana tenía 7 años fue descubierta por la policía y los servicios sociales y retirada de la custodia de sus padres. Había formado un vínculo profundo con los perros y estaba devastada por estar separada de ellos. Fue llevada a un hogar de acogida para niños con discapacidad mental en Barabol, donde recibió años de terapia para abordar sus problemas de comportamiento y finalmente aprendió a hablar con fluidez y suprimir su comportamiento de perro.
En 2006, a la edad de 23, Oxana seguía residiendo en un hogar para discapacitados mentales, donde ayuda a cuidar las vacas en la granja de la clínica, como trabajo. Sus médicos han declarado que es poco probable que alguna vez se rehabilite por completo en la sociedad normal.
Oxana ha aparecido en la televisión ucraniana respondiendo preguntas sobre su educación. Habla en un tono monótono en oraciones cortas como si no le gustara hablar. Ella dice que solo quiere ser tratada como un ser humano normal y odia cuando la gente la llama "niña perro". Ha dicho que desearía que sus hermanos la visitaran con más frecuencia y que su objetivo principal en la vida es encontrar a su madre biológica. También habló sobre su novio, su vida en el hogar de acogida estatal y su trabajo con los animales en la granja.
Sin duda un caso peculiar.
