La historia de Yotsuya Kaidan es probablemente la mayor historia de fantasmas japonesa, que se centra en dos personajes, Oiwa y Iemon. Es una historia de traición, asesinato y venganza fantasmal. Fue escrita en 1825 por Tsuruya Nanboku IV como una representación para kabuki (teatro japonés).
Representado por primera vez en julio de 1825, Yotsuya Kaidan se presentó en el Teatro Nakamuraza como un presentación con dos partes. En el caso de Yotsuya Kaidan se decidió entretejer las dos obras con todo el repertorio en dos días.
La obra fue un éxito y los productores se vieron obligados a programar presentaciones adicionales fuera de temporada para poder cubrir la demanda.
La historia, la cual es un auténtico drama enrevesado:
La historia se situa en Yotsuya, donde el ronin (samurai sin maestro) Tamiya Iemon, convive con su esposa Oiwa. Iemon tenía un oscuro pasado ya que había asesinado al padre de Oiwa por un desacuerdo en su relación. Su sirviente Naosuke actuó de igual modo al asesinar a Yomoshichi quien era el esposo de la hermana de Oiwa, Osode. Ambos engañaron a las mujeres al decirles que fue un ladrón y que jurarían vengar sus muertes.
Ya casados, Iemon se encontraba muy defraudado por no encontrar trabajo como samurai y Oiwa había caido muy enferma luego del parto de su primer hijo. La joven Oume, nieta del acaudalado doctor Ito Kihei, se enamora del atractivo Iemon por lo que su abuelo le propone a Iemon que le dará trabajo como samurai bajo la condición que la despose.
Ito le entrega un veneno a Iemon como supuesta medicina para Oiwa, quien confiada la toma a diario, sin saber que la misma progresivamente le va desfigurando el rostro. Funciona, e Iemon se distancia de Oiwa, la maltrata y la insulta debido a su condición, al igual que a su hijo. La desfiguración de Oiwa empeora cada día ya que uno de sus ojos ha prolapsado y la piel le cuelga totalmente deformada.
Kohei, un anciano sirviente de Iemon, viendo el trato de Iemon hacia Oiwa le suplica entrar en razón pero termina con los dedos rotos, sin cabello, atado y encerrado en un armario. Iemon se retira de la casa y le pide a un hombre de la localidad, Takuetsu, que viole a Oiwa para utilizar el adulterio como motivo de divorcio. Pero Takuetsu no puede debido a los forcejeos de Oiwa y su desfigurada apariencia. Así que la toma y la fuerza a mirarse a un espejo, provocando que ella estalle en ira y desesperación, por lo que intenta atacar a Takuetsu con la katana pero accidentalmente se degolla con la misma al tropezar.
Con sus últimas fuerzas Oiwa mata a su bebé para evitar que sea criado por los Ito y muere desangrada al tiempo que maldice a Iemon y jura su venganza.
Siendo Kohei el único testigo, lo saca del armario y lo asesina. A continuación manda a colocar los cuerpos de Kohei y de Oiwa juntos, clavados a cada lado de una puerta que lanzan a un río, como trama de que eran amantes.
En cuanto a Osode y Naosuke, su matrimonio no ha sido confirmado, ya que Osode tiene un mal presentimiento. Este se confirma al regresar Yomoshichi quien por equivocación no había sido asesinado y este acusó a Osode de adúltera. Avergonzada se entregó a la muerte y le dejó una carta a Naosuke revelándole que ella era su hermana menor, por lo que él también se suicidó.
Luego de su encuentro con la pareja, Yomoshichi averiguó la verdad sobre Iemon.
Al consumar los crímenes de Oiwa y Kohei, ya se hacen los preparativos de la boda en la casa de los Ito. La joven ataviada en su kimono nupcial se acerca a Iemon con su rostro cubierto con un velo, y al retirarlo éste se lleva la horrible impresión de que su rostro es el de Oiwa por lo que la asesina de inmediato decapitándola con su katana. No es hasta entonces que descubre que asesinó a Oume. En pánico se voltea y mira el fantasma de Kohei, a quien ataca con su katana descubriendo que también ha asesinado a su suegro. De igual forma termina acabando con la vida de su suegra y sus sirvientes al lanzarlos al canal de agua.
Finalmente Iemon huye y se refugia en un sitio en las montañas. Al ir de pesca al río se le aparecen los putrefactos cuerpos de Oiwa y Kohei los cuales toman vida y le recriminan con agonizantes gemidos. Al borde de la locura, Iemon no lo soporta más y corre despavorido sin saber que va al encuentro de Yomoshichi, quien lo asesina.
Fotograma de la película Tôkaidô Yotsuya kaidan
Esta historia se ha convertido en toda una leyenda japonesa con el tiempo. Oiwa es un onryō, un fantasma que busca venganza. Su fuerte pasión por la venganza le permite salvar la distancia a la Tierra. Ella comparte la mayoría de los rasgos comunes de este tipo de fantasma japonés, incluyendo el vestido blanco que representa el kimono con el cual habría muerto, el pelo largo desigual y la cara blanca.
Hay rasgos específicos a Oiwa que la diferencian físicamente de otra onryō. El más famoso es el ojo izquierdo, que cae por su cara debido al veneno que le había dado Iemon. Es un claro tributo a fantasmas japoneses como Sadako de Ringu.
Esta característica se ha exagerado en las representaciones de kabuki para dar a Oiwa una apariencia distinta. A menudo se muestra como parcialmente calva, otro de los efectos del veneno. En una escena espectacular en la obra de kabuki, la Oiwa viviente se sienta delante de un espejo y se peina el pelo, el cual va cayendo debido al veneno.
La popularidad de Yotsuya Kaidan se atribuye usualmente al modo en que encaja en el sentimiento de su tiempo y al uso de temas. Su periodo fue un tiempo de conflicto social con una posición de la mujer en la sociedad muy reprimida. El nivel de violencia fascinó a la audiencia, que buscaba formas más violentas de entretenimiento. Además, la actuación de Yotsuya Kaidan estuvo llena de efectos especiales fantásticos (en aquel entonces), con la cara desfigurada de Oiwa proyectada magníficamente en una linterna del escenario y con la escena del cabello de Oiwa cayendo, por ejemplo.
La imagen más famosa de Oiwa se titula "La linterna-fantasma de Oiwa". La obra muestra la cara de Oiwa saliendo de una linterna.
Se supone que la fecha de la muerte de Oiwa fue el 22 de febrero de 1636. Varias producciones de Yotsuya Kaidan, incluyendo las adaptaciones para televisión y cine, han reportado accidentes misteriosos, heridas e incluso muertes, por eso es una tradición de los primeros actores de Yotsuya Kaidan el visitar la tumba de Oiwa en Tokio y pedirle permiso y bendición para su producción. Esto es considerado especialmente importante para aquel que asume el papel de Oiwa.
En el año de 1976 ocurrió una multitud de eventos casi sobrenaturales durante la presentación de la obra en la Sala Iwanami, en Kanda: durante los meses entre los ensayos iniciales y la presentación final, al elenco lo asediaron multitud de enfermedades súbitas y misteriosas, accidentes y muertes repentinas de familiares. A partir de esto se hizo muy popular la tradición antes mencionada. Oiwa-san demanda que se le dé el respeto que nunca recibió estando viva.
La tumba de Oiwa. En el Templo de Myogyoji, Yotsuya
Aunque existen múltiples adapataciones al cine (más de 30 versiones conocidas), y cada año se representa la obra por distintas compañías, una buena película es Kaidan, de Hideo Nakata, que está basada en esta leyenda. Una representación más fiel sería "Tôkaidô Yotsuya kaidan (Ghost Story of Yotsuya)", de Nobuo Nakagawa.